Se dice que después de la tormenta viene la calma. Quizá sea así, sin embargo las secuelas que la tormenta deja al producirse en algunos casos se acumulan volviendo a aparecer con más fuerza pasada esa calma que es más que un reflejo, algo pasajero que te da el tiempo suficiente para recuperar fuerzas para una próxima tormenta.
Esa es la vida, caerse y volver a levantarse y esas tormentas son necesarias ¿no? ¿Pero si no nos levantamos más fuertes sino más débiles y cansados?¿Qué hacer entonces? ¿Cómo recuperar la energía que se necesita para afrontar de nuevo rayos y truenos?
Es precisamente la soledad bajo la lluvia y ese inmenso cielo gris por el que consigue asomar un pequeño rayo de sol el que da esperanza y ánimo para seguir.
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